Llegué a esta dimensión terrenal un 11 de Julio de 1969 a las 18,00 de la tarde con 41ºC, festividad de San Benito, patrón de Europa.

Desde muy pequeño doy rienda suelta a mi prodigiosa imaginación inventándome juegos, ya que los juegos convencionales con los que se distraían otros niños me aburrían sobremanera. Creando mi realidad y mi paraíso artificial donde poder resistir a la contrariedad de todo lo que me rodea, dado que la crueldad e incomprensión humana (infantil o adulta) margina y ridiculiza lo que no forma parte de la masa mayoritaria.

Mi pasión ya desde pequeño eran las plantas, dibujar y escribir cuentos que me inventaba, la misma trenza de pasiones que hoy constituye mi vida: Los jardines, la pintura y la narrativa.

Con cinco años ya cultivaba en envases de yogures mis plantas, a los siete años pinté mi primer cuadro a óleo y con nueve mi primera novela de “drama-humorístico” con 54 páginas manuscritas, titulada: “La loca que asesinó a cien personas asquerosas de cien maneras diferentes y no la pillaron”  Que visto hoy en la distancia del tiempo veo claramente era la canalización a través de la escritura de uno de los más crueles bullying (como se denomina hoy)  de los que yo sufrí.

Con trece años, recién finalizados mis estudios de Educación General Básica, decido en contra de toda mi familia, estudiar una de mis grandes pasiones: La Jardinería.  Me marcho a un colegio especializado en ello, en régimen de internado, en Talavera de la Reina, donde paso 5 años interno formándome en todas las asignaturas teóricas y prácticas sobre esta gran profesión artística que es la jardinería.

A mi regreso, con dieciocho años, comienzo a escribir mi primera novela autobiográfica “Quién me va a creer” donde describo y narro mis cinco años en un internado que llenó de color mi adolescente vida de trece a dieciocho años.

A los 21 años realizo mi primera exposición pictórica en Madrid con una selección de todas mis obras a excepción de las que ya había vendido a  conocidos y amigos.

Siendo muy joven a los 24 años materializo uno de mis mayores sueños desde niño: Vivir en el campo, pues compro una parcela donde daré vida al Jardín de Villavilenduque y a lo que hoy constituye mi hogar.

Hasta nuestros días continúo mi trenzada labor profesional pintando, escribiendo y realizando mis  jardines con la atmósfera personal que les caracteriza, por todos los rincones de la península ibérica.  Si bien he tenido contacto con otras disciplinas artísticas como la escultura,  solo ha sido por saciar mis curiosidades, pues pienso que, en este breve paseo por la tierra debes realizar todo aquello que te apetezca, total, tarde o temprano dejamos de existir y desaparecemos de esta dimensión para el siempre de los tiempos y lo más que puede quedar es el recuerdo de nuestro paso a través de nuestros hechos.

Si me analizo, me doy cuenta que quizá haya padecido de un ansia  creativa  que me ha llevado a pintar más de 500 cuadros, a escribir casi 30 libros o a realizar cientos de jardines por toda España, quizá intentando dejar una huella o un reflejo de cómo soy en todo lo que hago.